Director del Programa de prevención de drogodependencias ´Que quede entre amigos´
´Casi todos los jóvenes de La Laguna saben dónde conseguir la droga´
LAURA DOCAMPO
LA LAGUNA El Programa de
prevención de drogodependencias Que quede entre amigos, líderes entre
iguales educando en Salud, desarrollado por el municipio de La Laguna
con la colaboración de la Consejería de Sanidad, ha recibido esta
semana el Premio Reina Sofía de La Fundación Cruz Roja. Desarrollando
desde 2004 en diversos institutos del municipio, en el último curso
contó con la participación de 8.300 alumnos. Su director técnico,
Miguel Tomé, explica las claves del éxito de la iniciativa.
–
¿Qué dimensión alcanza entre los jóvenes laguneros la problemática de
las drogas?
– Hay un estereotipo que nos lanzan los medios de
comunicación, básicamente los audiovisuales, en el que parece que es un
problema masivo. Es una historia que vende, pero no se corresponde con
la realidad. Los datos lo avalan. En La Laguna, un 30% de los jóvenes
han consumido cannabis alguna vez. El otro 70% dan su palabra de que
nunca lo han hecho.
– ¿A qué edad se enfrenta un joven por
primera vez a las drogas?
– Según diversos estudios, a los 14
años deciden su postura ante las drogas. Nosotros trabajamos para
ayudarlos para que elijan la opción más saludable. Ese es nuestro
objetivo.
– ¿Y cómo transmiten esas recomendaciones?
– El
programa funciona apoyado en valores, sino no funcionaria. Hay una
línea de actuación que se llama granito de arena y consiste en hacer que
un grupo de chicos, con ganas de comprometerse con su comunidad, den
un paso y se conviertan en embajadores de estos valores frente a sus
iguales.
– ¿No cree usted que comprometerse de ese modo es ir
un poco a contracorriente de la sociedad?
– Tal vez trabajamos
con adolescentes que quieren cambiar la sociedad y no repetir lo que
hacemos los adultos. Así de sencillo.
– ¿Y cómo marca la pauta
de lo que hay que hacer para persuadir a los jóvenes de que no consuman
estupefacientes?
– Si me pregunta lo que haremos el año que
viene le tengo que decir que no tenemos ni idea. Siempre son ellos, los
estudiantes, los que dan las ideas para trabajar. Yo les podría
plantear utilizar un vídeo hecho por nosotros sobre prevención, pero me
dirán que no vale y me traerán uno de YouTube que seguramente será
mucho más efectivo. Esa es la clave de este programa, que todos los
mensajes están pensados por y para ellos. Cuando un joven se enfrenta a
las drogas, quien está a su lado es un igual. Por tanto, es un igual
el que tiene que mediar y tiene que hablar en ese momento para influir
la decisión.
– ¿Qué lugar ocupan las nuevas tecnologías en estas
campañas?
– Hoy en día, no hay comunicación sin redes sociales.
Todo el material que hacemos tenemos que colocarlo en la red. Para
nosotros es fundamental estar en Tuenti, para llegar a los chicos de 14
a 19 años, y en Facebook, que atrae a los 18 a 25. También en algunos
casos es importante utilizar Twitter. El secreto de todo está en que
ellos consideren que tiene interés como para llevarlo a sus blogs y a
sus muros en las redes, donde además añadirán lo que ellos están
pensando sobre el tema. Así logramos que escriban su propia historia,
que se involucren y hagan que sus amigos también lo hagan con sus
comentarios.
– ¿Un adolescente de La Laguna que decide consumir
lo tiene demasiado fácil?
– Una de las preguntas que se le ha
hecho a los adolescentes de este municipio, y que también se hace en
las encuestas nacionales, es sobre la disponibilidad o no que tenían de
encontrar cannabis en un plazo inferior a 24 horas. El 80%
respondieron que sí. Las drogas están disponibles y todos saben dónde
conseguirlas, en La Laguna y en cualquier municipio. Por tanto, lo que
tenemos que enseñarles es a no usarlas.
– ¿Resulta disuasorio
que vean los efectos nocivos que tienen sustancias como la heroína?
–
Lo ven tan lejano que no les afecta. No les llega. Mostrar un pulmón
negro no vale para disuadir a un joven. Hay que emplear otros mensajes.
Ahora bien, los que valen son los que uno valida con ellos. No cabe
otra opción.
– ¿Por dónde deben ir entonces los mensajes?
–
Los más efectivos en materia de prevención son los que aúnan un
contenido brutal en un envoltorio simpático. Y, sobre todo, debe ser un
mensaje que abra un diálogo, que permita que ellos puedan opinar, sino
no vale para nada. Además, tiene que ser algo fácil y corto, que ellos
sean capaces de enviar por las redes apretando sólo un botón. Pero es
que también tiene que ser llamativo para competir con las decenas de
emails que recibe un joven al día. Ese volumen de información que
manejan los hace ser cada vez más selectivos. En resumen, es necesario
tener un mensaje potente, con un mensajero tan creíble como para que
quieran abrirlo y con un formato que les permita opinar y les despierte
interés como para enseñárselo a sus amigos.
– Parece que ustedes
están poniendo esa cuota de modernidad que le falta al aula.
–
Hay varios tipos de educación. Tenemos un educador formal que imparte
su material dentro del aula. Aquí podríamos debatir si queremos
enseñantes o educadores para la vida. Esta parte formal tiene que
evolucionar mucho más hacia la educación 2.0. Pero hay otras dos tipos
de formación la no formal y la informal, que son tan importantes como
la otra para la vida. En el municipio estamos intentando sumar las tres
para que los mensajes del educador, el técnico del programa y los
jóvenes embajadores sean iguales y están coordinados. En eso se basa
esta campaña.
– ¿Cómo mira el estudiante que no consume al que
sí lo hace?
– Nuestro objetivos prioritario con los chicos
entre 14 y18 años con los que trabajamos son tres sustancias: tabaco,
alcohol y cannabis. ¿Qué ven ellos? Que quien consume dice siempre que
controla. Nosotros transmitimos una idea muy clara: Usar drogas siempre
es un riesgo. Obviamente en el siglo XXI la gente que consume cannabis
no está enganchada como lo hace 20 años estaban los jóvenes a la
heroína. Ni tampoco estas drogas están ocasionando problemas que hagan
que la gente enganchada termine en el hospital. Sin embargo, no
valoramos otros problemas sociales, sanitarios y personales que están
ocasionando.
– ¿Pasarán de moda alguna vez los botellones?
–
Yo me pregunto: ¿Dejarán los adultos de celebrar el Carnaval con
botellón? Los padres no pueden pedirnos a los técnicos que hagamos que
sus hijos dejen de hacer botellón cuando ellos mismos lo hacen. Algo
falla en este modelo. Nos escandaliza que lo hagan los jóvenes y con
los mayores no pasa nada. No estamos siendo coherentes con nuestras
conductas. No puedo pedir a otros que dejen de hacer lo que nosotros
seguimos haciendo.







