
El suceso ha dolido a miles de vecinos, ya que la imagen de Jesús del
Gran Poder es muy venerada en Sevilla. Además, tiene un enorme valor
artístico. La talla es obra de Juan de Mesa (Córdoba, 1583-Sevilla,
1627), uno de los grandes escultores del Barroco.
Esto ha añadido
una preocupación. A los devotos del Gran Poder y de las imágenes
religiosas en general se unen los amantes del patrimonio artístico para
plantear una cuestión: ¿qué se puede hacer para que no se repita un
ataque como el del pasado 20 de junio? ¿Se pueden aplicar medidas de
seguridad que disuadan a cualquier persona que quiera destrozar una
imagen religiosa?
Enrique Valdivieso, catedrático de Historia del
Arte de la Universidad de Sevilla, alertó sobre la necesidad de mayores
medidas de seguridad al día siguiente del ataque al Gran Poder. "Lo que
se tiene que hacer es vigilar mejor. Nunca falta el loco que pueda
echarle ácido sulfúrico en París a La Gioconda. Y por eso La
Gioconda se exhibe acorazada", afirma el catedrático de Historia del
Arte. De hecho, una turista rusa lanzó una taza de té contra La
Gioconda el pasado agosto en el Museo del Louvre. La obra de
Leonardo da Vinci no sufrió daño alguno gracias a la mampara antibalas
que la resguarda.
Valdivieso recuerda también al "loco que
destruyó La Piedad de Miguel Ángel" como un ejemplo nítido de
ataque a una obra de arte. En efecto, un perturbado golpeó el rostro de
la Virgen con un martillo en 1972 en la Basílica de San Pedro del
Vaticano. La Piedad fue restaurada y protegida con una defensa de
cristal que separa la obra del espectador.
Los expertos coinciden
en la necesidad de aplicar medidas de seguridad. Pero lo difícil es
concretar cuáles son las más eficaces. El historiador Antonio Collantes
de Terán hace hincapié en que "este tipo de esculturas o imágenes no son
solo obras de arte". "Para determinados colectivos son algo más que una
obra de arte. Y eso crea un problema porque la sensibilidad religiosa
de esas personas y la necesidad que tienen de un contacto físico con la
imagen complican la protección. Hay implicaciones religiosas y
sociológicas que hacen que la cuestión sea compleja", comenta Collantes
de Terán.
"La solución es difícil. A bote pronto es imposible
improvisarla. Habrá que reflexionar sobre eso y llegar a una conclusión,
que se resume en aislar la imagen o no aislarla. Sobre la marcha no
puedo improvisar una opinión fundada", explica el historiador. "Se deben
poner todos los medios para defender la imagen del Gran Poder, pero
quizás esa defensa debe tener un límite", dice Collantes de Terán.
Juan
Fernández Lacomba, pintor y comisario de exposiciones, recalca el
enorme valor artístico de la imagen de Juan de Mesa. "El Gran Poder es
como Las meninas, de Velázquez. Es como si Las meninas anduvieran
por la calle. El Jesús del Gran Poder está hecho para andar. Su función
es procesional tanto en el sentido religioso como en el artístico",
asevera Fernández Lacomba. El comisario de exposiciones resalta el valor
artístico del paso. "No solo es valioso el Gran Poder. El paso data del
siglo XVII. El valor del paso es similar al de la imagen. Es un
conjunto barroco", comenta el pintor.
"El Gran Poder no solo es
una imagen. Es Cristo. Y a Cristo no lo puedes meter en una vitrina. La
gente puede tocarlo. ¿Qué se puede hacer? Muchas cosas. Hay estrategias.
En la Edad Media había fosos que hacían invulnerables los castillos.
Imágenes muy importantes se destruyeron con la Revolución Francesa o con
la Reforma luterana. Y se han restituido", concluye Fernández Lacomba.
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